Entre los humanos figuran también algunos narradores, como es el caso de Rabelais. Nacido en Francia (h. 1483-1553), escribió una obra de gran vitalidad lingüística e intelectual y de un carácter resueltamente antidogmático. En ella hace una sátira contra la mentalidad y la educación de los escolásticos, o de los filósofos librescos y especulativos, centrada en la repetición absurda de viejas doctinas aprendidas de memoria y desconectadas de la vida. Frente a ellos propone una educación alternativa, basada en el contacto con la naturaleza, en la lectura gozosa de los textos clásicos y en el conocimiento de las artes y los oficios. El hombre, bueno por naturaleza, es invitado a llevas una vida a su medida, ayudado en esto por los ideales humanistas, de los cuales, el optimismo es una regla básica.
Su obra, que en su conjunto se reconoce como gargantúa y pantagruel, no tiene un argumento unitario, sino que se desarrola en episodios a lo largo de cinco libros. En ellos, sin respetar la lógica ni la verosimilitud, hace una crónica divertida y truculenta del gingante Gargantúa y de su insaciable hijo Pantagruel
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