Robert Hooke nació en 1635 en un pequeño pueblo de Inglaterra. Su padre no tenía dinero para enviarle a estudiar, así que él mismo le enseñó a leer, a escribir y algo de matemáticas. Pronto vio que su hijo tenía una mente brillante.
Cuando contaba apenas 13 años, su padre murió. Robert decidió entonces ir a Londres para buscar trabajo. Allí, ademas de trabajar, fue a la escuela, donde dio la primera sorpresa a sus maestros: en una sola semana se aprendió los libros de matemáticas correspondientes a los primeros 6 cursos.
Con apenas 18 años, un gran científico de aquella época, Robert Boyle, le admitió como ayudante en su laboratorio. Allí diseñó toda clase de aparatos de medida: una bomba para comprimir gases, relojes, termómetros, etc. Su ingenio era inagotable.
En 1665 Robert Hooke era ya un científico de gran prestigio: Había fabricado varios microscopios y con ellos realizado observaciones muy detalladas de tejidos de plantas y animales. Fue entonces cuando, al observar una delgada lámina de corcho al microscopio vio que estaba formada por unas pequeñas celdillas, parecidas a las de un panal de abejas. A estas celdillas las llamó ``células´´
Actualmente sabemos que lo que realmente observó Hooke eran paredes celulares de las células que forman el corcho.
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