Antes de comenzar la construcción de la calzada, se definía el trazado de la calzada, siempre lo más recto posible. La construcción comenzaba con la deforestación y aplanamiento de la zona donde iba a pasar la calzada. Después, excavaban dos zanjas para delimitar el ancho, y, a continuación, extraían la tierra comprendida entre ellas y colocaban los bordillos.
La primera capa estaba formada por piedras grandes, sin cemento, para evitar las acumulaciones de aua; la segunda capa era de arena y grava cuyos materiales disminuían su tamaño según se acercaba a la superficie; la tercera estaba formada por piedras trituradas y apisonadas. En las ciudades, la calzada se remataba con piedras planas
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